martes, agosto 29, 2023

juntitis

Juntas con 12 personas.
Todos opinando sobre un tema
Votación para decidir sobre un diseño.
T_T

domingo, agosto 20, 2023

Inestabilidad

 Llevo algunos meses con una inestabilidad emocional muy particular.

El tema de buscar trabajo me ha pegado mucho. Es desgastante andar buscando oferta tras oferta sin obtener respuesta positiva. Es como andar en tinder y mandar muchas nudes y que al final ni te manden nudes ni te quieran ver.

Pega mucho en la autoestima. Me he sentido un asco, he pensado muchas cosas degradantes como que tal vez debería irme a trabajar a un McDonald's.

Tengo en puerta la posibilidad de entrar a un trabajo. Es en el gobierno y traigo recomendación, entonces debería estar casi planchado el asunto. No me hace feliz el trabajo, pero paga las cuentas. Por ahora eso basta.

Otra cosa que me ha hecho sentir muy inestable desde ayer han sido los trámites que estoy haciendo para mi permiso de trabajo en Canadá. Piden una serie de documentos que en teoría no son tan difíciles de conseguir, pero que ya en la práctica ha sido como pedir las perlas de la virgen, algo imposible.

Y bueno, precisamente ayer, después de un mes de espera, me entregaron un documento que había solicitado en mi anterior trabajo. Era una constancia donde deberían aparecer las fechas de inicio y fin de mi empleo, las horas de trabajo por semana, brevemente descritas las actividades del puesto, y además de los datos y firmas de Rh de la empresa. Bueno, pa empezar me dijeron que lo de las horas por semana no se podía, ni lo de las actividades. Y ayer que lo recogí ni siquiera estaban bien las fechas de inicio. Y ahí me tienen mandando recibos de nómina pa comprobarles los datos.

En fin, ayer estaba súper enojado por eso. Me caga la incompetencia y la falta de humanidad de parte de la empleada que debía elaborar la constancia. La tardanza de un mes. La negativa de incluir unos datos que son de sentido común ( si trabajo de lunes a viernes de 9 a 18 h ¿Cuántas horas de trabajo por semana son?).

Y la cereza en el pastel de todo eso fue mi novio diciéndome mil veces: deberías escribirles, deberías apurarlos, deberías reiniciar el trámite, deberías hacer esto, deberías hacer lo otro...

Me repitió y repitió lo mismo cada que hablábamos de los trámites. Y le dije que dejara de repetir la misma cosa siempre, que su "consejo" no servía de nada; Y lo más desesperante fue ayer cuando le dije que ya estaba el documento y pues obvio no tenía a todos los datos y empezó con su cantaleta: debiste haberles hablado, debiste haber hecho esto, debiste haber hecho lo otro...

Y bueno ya estaba yo enojado por lo del trámite, y aparte me enojé con él. Fue un momento desagradable. Sin embargo no quiero justificar mi reacción porque fue demasiado emocional, y no me agrada ser demasiado emocional. 

En fin, pasó ese momento horrible con él , luego del cual decidí que mejor debía terminar los trámites yo solo. Así lo hice y así solito terminé el trámite.

Pero me angustia éste lado tan emocional de mi persona. No sé de dónde viene, no sé cómo apagarlo. Necesito terapia.


Soy un pendejo...
Ya me habló, ya me contestó, pero suelo hacer preguntas estúpidas.

Siempre la riego. Y es extraño, ya no sé ni qué hago mal.
Así que supongo que es falta de interés.

Dilema existencial. Otra vez. Como siempre.

 Ok.

Hoy tengo un nuevo dilema existencial. Verán, el viernes (hace dos días), recibí la anhelada respuesta sobre mi permiso de trabajo para Canadá: ACEPTADO. Ya puedo irme a vivir y a trabajar ahora mismo. Y... el dilema es ese, ¿por qué no me he ido ya? No sé, ¿cuándo me voy a ir? No sé, no sé... no sé.

Yo ya había previsto un plan: contemplando que tal vez recibiría el permiso de trabajo de Canadá en los últimos meses de 2023,  renunciaría a mi trabajo aquí en México en diciembre, tal vez antes, pero nunca después de diciembre, y con ello tomarme unas semanas para arreglar ciertos asuntos y partir definitivamente en enero. Con la demora del permiso me daría tiempo de terminar los proyectos en mi trabajo y quedar bien en mi trabajo, porque hay que ser profesional y quedar bien en la chamba. Uno nunca sabe cuándo se necesitará la recomendación personal de un ex jefe.

Pero esta respuesta tan rápida del permiso, me sacó un poco de onda. Quisiera irme, pero me da miedo. No es que ame mi trabajo, pero me da angustia renunciar. Ya quiero largarme de aquí, pero me preocupa dejar a mi familia y a mis sobrinos :( 

Y luego mi novio que no se aguanta las ganas de tenerme en sus brazos, no deja de decirme que ya me vaya para allá. Obvio está pensando más en él que en mí, pero yo también ya quiero irme para allá con él.

Creo que lo que me cuesta más trabajo en este momento es renunciar a mi trabajo. Honestamente no es un trabajo en el que pensara hacer carrera, ni pensaba quedarme muchos años y últimamente ha habido muchos cambios de personal e incluso cambios en mis labores y... para resumir, ha sido un caos. Pero sí me da un poco de pena con mi jefe, porque siento que se ha apoyado mucho en mí para ciertas funciones y no me cae mal. Es una buena persona. Pero me da cosita decirle que ya me voy a ir.

Fuuuuuuuu.


¿Qué hago?

lunes, agosto 14, 2023

Chilangolandia: del amor, al odio y al hasta nunca

Hoy tuve un momento de epifanía con la Ciudad de México, la ciudad de los palacios, la zona más transparente del mundo... Hoy, al entrar a la ciudad desde el norte, tuve la suerte de contemplar ese espectáculo poco frecuente de ver el valle de México muy despejado. Ver los edificios del centro y las montañas al fondo. Ver el cielo y ver la tierra si esa nata gris que usualmente cubre la ciudad.
Consecuentemente y para verlo mejor monté en el teleférico que está al norte de la ciudad (el mexicable). Y creo que la vista es bastante bonita.
Y fue ahí donde tuve ésta realización de que la Ciudad de México no es un lugar tan malo para vivir. Por ejemplo el teleférico que me costó 9 pesos, y me imaginé que es un precio muy bajo, que si esto fuera Suiza, costaría 50 euros.
Y me imaginé también que si éste cerro estuviera cubierto de nieve, sería como Suiza, y más barato y más bonito. Y mientras contemplaba el paisaje (ya de regreso al metro porque sólo recorrí una estación) me sentí afortunado y pensé que sería pena dejar esta bonita ciudad.

Acabé el viaje de teleférico y entré al metro para ir a casa  (un metro que también cuesta muy barato, 5 pesos) y fue ahí donde pasé del amor al odio por la ciudad. Porque siendo un domingo a las 3 de la tarde en una dirección que no está muy concurrida, el metro empezó a tardarse mucho en cada estación. Y se empezó a llenar de gente, gente de la fea 🤣, de la que es grosera, de la que huele feo, de la que tira basura, de la que se avienta y avienta a los demás.
Me di cuenta que ya no soporto el metro de la ciudad de México en horas pico. Ya me había olvidado del amontonamiento y de la rudeza de la gente. Hace como tres años que no lo sufría y francamente ya lo odio.

Entonces fue que pasé del odio al hasta nunca. Porque, saben, pronto me voy a ir a Canadá. A vivir y a trabajar y, después de esta mala experiencia en el metro, espero que me quede allá para siempre. Hay muchas cosas que me gustan de esta ciudad, pero hay otras que francamente ya no soporto y me voy a alegrar de dejarlas atrás para siempre. No creo que mi vida sea perfecta allá, porque ningún lugar es perfecto, pero sé que al menos allá no voy a sufrir tanto en el transporte público.

Y pues, me preparo para decirle hasta nunca a esta ciudad.